martes, 1 de diciembre de 2015

Viva México (I)

En el año 2005 hice mi primera visita a México, y digo primera porque desde luego, pienso volver, a ver la parte norte, la del México mas charro.

Como país hospitalario no tiene rival. Además hay muchas cosas que nos unen, y no sólo son las rancheras y las fajitas.

Casualmente llegamos en plenas fechas de celebración de la Independencia, que es el 15  de Septiembre. Todo el país era puritita celebración, ya que la viven como auténtica fiesta nacional.


Un paseo por México D.F.
La Ciudad de México es una vasta, febril, superpoblada y contaminada metrópoli. Pero junto a los problemas de vida urbana moderna, la capital más antigua del Nuevo Mundo es rica en historia indígena y colonial. En el justamente llamado centro histórico se asentó la capital azteca, mientras que e el elegante barrio de la Reforma, la arquitectura colonial convive con deslumbrantes edificios modernos.

En dicho paseo hay varios puntos de referencia, como el Monumento a la Revolución de 1910, proyectado como embrión de un nuevo edificio del Senado en 1832, fue transformado en monumento con su cúpula en forma de huevo y bajo sus pilares se inhumó a los héroes revolucionarios. En la base está el museo de la Revolución.
El colorido Palacio de las Bellas Artes es un señorial edificio de principios del siglo XX que preside la Alameda Central.


Encontramos también el monumento a la Independencia, conocido popularmente como el Ángel de la Independencia, erigido en 1910 por Antonio Rivas y que honra a los insurgentes contra el dominio español.


El Caballito es un punto de referencia cuando los ciudadanos quieren quedar en un sitio, igual que llegarse hasta la Alameda Central y su Hemiciclo a Juárez, la preciosa Casa de los Azulejos o delante de las ruinas del Templo Mayor.


Lo realmente interesante, es que la ciudad es tan grande, y los monumentos y lugares a visitar están tan separados unos de otros, que es muy difícil encontrar aglomeraciones turísticas, por lo que todos los rincones pueden visitarse lentamente, disfrutando de ello.


                                              Plaza de las Tres Culturas

Tlatelolco respira historia, ES historia. Es tanta que llega a apabullarte.

Ya su nombre actual nos da una pista, la fusión de la cultura actual, la colonial y la precolombina. Y es que era la ciudad gemela de Tenochtitlan, el centro comercial más importante de su tiempo. Fue tal su papel económico que hasta poseía un Templo Mayor de igual tamaño que el que se encuentra en el Zócalo.

Como era costumbre, los españoles levantaron sus templos sobre los restos aztecas, como el templo franciscano de Santiago, de estilo muy severo, tanto que parece militar.
Junto a ella, la arquitectura moderna está representada por varios edificios, en especial por la torre de hormigón y cristal del Ministerio de Asuntos Exteriores. Repartidas por la plaza se ven varias estatuas, aunque sólo una placa recuerda el asesinato desde los edificios circundantes, por francotiradores, de cientos de manifestantes estudiantiles, en 1968.


El regusto agridulce de la Historia es aquí muy fuerte, y si no, que se lo digan a los mariachis, que por unos pocos pesos nos cantan el dolor y la alegría de México.
Basílica de Guadalupe.
El templo católico más visitado de América está formado por un conjunto de edificios situados al pie del cerro de Tepeyac. Según la leyenda, fue aquí donde en 1531, una virgen de tez morena se apareció al indio Juan Diego. El nombre proviene de la Virgen de Guadalupe extremeña.



La antigua basílica fue construida a comienzos del siglo XVIII; dos torres gemelas flanquean su fachada barroca con relieves de la Virgen.




 Pero ese templo queda ensombrecido por la moderna iglesia de planta circular levantada a su costado, capaz de albergar hasta 10.000 fieles. En su interior es objeto de especial veneración la túnica de Diego, sobre la que al decir de los creyentes quedó fijada la imagen de la Virgen como prueba del milagro.








 También se exhiben varios objetos que tuvieron que ver con el atentado del 14 de noviembre de 1921, cuando un obrero, según parece contratado por el general Obregón, colocó un ramo de flores con una bomba en su interior a los pies de la Virgen. Al momento estalló, causando grandes daños, como el crucifijo doblado que vemos en la foto. Sin embargo ni la Imagen ni el cristal que la protegía sufrieron daño alguno.
Otro edificio interesante es la capilla del Pocito, del siglo XVII, considerada una de las cimas del barroco novohispano. 





Se supone que la Virgen se ha aparecido cuatro veces en total, y esta capilla fue erigida en el escenario de su última aparición, es de forma más o menos elíptica y su cubierta de cúpula se reviste de azulejos talaveranos blancos y azules.
Contigua a otra capilla, la de Indios, está la casa donde supuestamente vivió Juan Diego desde la primera aparición de la Virgen hasta su muerte en 1548.
Se calcula que todos los años el 12 de diciembre, se congregan 50.000 personas en el santuario para celebrar el centenario de la aparición.
Por fuera, un carillón cuenta, con la ayuda de figuras, todo el milagro de la Virgen y Juan Diego.


Un lugar para explorar con recogimiento y respeto..
Torre Latinoamericana



No entraba dentro de mis planes, pero era imposible verla y no querer subir a lo alto y ver, desde este rascacielos de 44 plantas y 182 m de altura las mejores vistas de la Ciudad de México. La torre se terminó en 1956 y esta estructura con armazón de acero ha sobrevivido a varios terremotos, entre ellos el devastador de 1985.





En sólo 30 segundos, los ascensores nos suben hasta el piso 37. Un segundo ascensor lleva hasta la terraza y la pequeña cafetería del piso 42, desde donde se accede a la antena de televisión por una escalera de caracol. La vista es impresionante, ya que es posible observar los cuatro puntos cardinales de la ciudad, sin que nada obstruya la panorámica; por ejemplo, se puede ver con detalle: el Zócalo, el Paseo de la Reforma, la Basílica de Guadalupe, o incluso, Santa Fé.

Como anécdota cabe decir que en el terreno donde se levanta estaba la casa de fieras de Moctezuma, y que no es el rascacielos más alto de la Ciudad de México, pero sí uno de los más prestigiosos por ser ser el primero en el mundo en construirse en una zona sísmica y en un suelo fangoso; y por ser un icono de la ciudad debido a su historia como el rascacielos más alto del planeta fuera de Estados Unidos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario