viernes, 1 de agosto de 2014

Aragón, naturaleza y arte (I)

Recupero una pequeña escapada a Aragón de contenido visual totalmente analógico, de hace unos quince años. A ver que tal queda aquí.

 Empezamos el recorrido por su capital, Zaragoza, y concretamente en el sitio más querido por los aragoneses, la Basílica del Pilar. Casi todos los monumentos se agrupan en torno a la Plaza del Pilar. Pero sin duda la basílica es el más imponente de todos por la devoción pilarista, su ubicación y las proporciones del edificio. 

La basílica luce 11 preciosas cúpulas azulejadas. En el interior, la Santa Capilla, de Ventura Rodriguez, contiene una pequeña imagen de la Virgen sobre un pilar, en medio de un fulgor de plata y flores. Algunos de los frescos de las bóvedas y techos fueron realizados por Bayeu y Goya, mientras el retablo principal es una maravillosa obra de Damiá Forment. 

Dejamos atrás la ciudad y nos dirigimos a Jaca, para visitar la Ciudadela.- Construida por los Austrias en el momento de las Guerras de Religión francesas en el siglo XVI, es una fortaleza con torres angulares. Con una estructura pentagonal aislada por un profundo foso, la fortaleza es hoy sede de la comandancia militar de la plaza.

 De la Catedral de San Pedro destacar su pórtico sur. Del siglo XI es una de las más antiguas de España. Aunque muy restaurada, su primitivo esplendor se adivina en el restaurado pórtico sur, con tallas de tema bíblico como las de Isaac y David. Esculturas y ornados abovedamientos embellecen la sombría nave central y las capillas. En los claustros, un museo de arte sacro, contiene una colección de frescos románicos y góticos y esculturas de las iglesias de la comarca.

Continuamos camino hasta San Juan de la Peña.

El Monasterio Alto. Situado en medio de la pradera de San Indalecio, comenzó a construirse en octubre de 1693, para concluirse hacia 1705. Actualmente el conjunto monástico, a excepción de la iglesia se halla prácticamente en ruinas. 

 El templo es de tres naves con triple portada barroca e imaginería de la misma época. Fue declarado patrimonio histórico-artístico en 1923.

El Monasterio Bajo.- Es una de las mayores joyas del románico español. Comenzó a configurarse en torno a un eremitorio fundado por el ermitaño Juan de Atarés que, al correr de los años, se convertiría en un pequeño monasterio dotado de una pequeña iglesia mozárabe.

En el año 1071, el monarca aragonés Sancho Ramírez donó el monasterio a los reformistas cluniacenses, quienes lo agrandaron ampliando la primitiva iglesia mozárabe y construyendo a su lado el dormitorio más una segunda planta. 

 La iglesia baja, consagrada en el 920, se halla situada en la parte inferior del recinto, consta de dos naves separadas por pequeños arcos, a las que se accede por sendos arcos de herradura, y rematadas en ábsides rectangulares.

Consagrada en 1094 es de una sola nave, cubierta en parte por la roca y en parte por una bóveda de cañón y en ella se guarda una réplica del Santo Grial que se custodiaba aquí, según la leyenda. Junto a la iglesia se halla el Panteón de Nobles con dos filas de nichos de indudable belleza. 

Seguimos camino disfrutando del paisaje pirenaico



Ansó.- El edificio más importante de esta villa, que estuvo aislada durante siglos de las principales vías de comunicación, es la iglesia parroquial, de primitiva fábrica gótica ( siglo XVI). 


Valle de Zuriza


 Vacas zurizanas. 

Fotos de paisajes pirenaicos.



Nuestro siguiente punto es el fantástico Monasterio de Piedra. 
Empezamos la visita por su claustro.- La fundación del monasterio cisterciense de Santa María de Piedra o Piedra Vieja se remonta al año 1195, fecha en que el rey aragonés Alfonso II- incitado por su esposa Doña Sancha, ferviente fundadora de monasterios- apoyó con decisión el asentamiento en el lugar de una docena de monjes procedentes de Poblet. 
Tanto él como sus descendientes, en especial su hijo Pedro II y su nieto Jaime I el Conquistador ( en cuyo reinado se acabó de construir el monasterio), concedieron al recién creado cenobio numerosas donaciones reales y la percepción de cuantiosos diezmos y tributos, así como la exención de diversos impuestos.

Así las cosas, a mediados del siglo XIII, el de Piedra era sin duda uno de los monasterios más ricos, poderosos e influyentes de Aragón, con derechos absolutos sobre la pesca en ríos enteros como el Jiloca o el monopolio de industrias tan activas como el tinte en diversas localidades de la Corona de Aragón.

Sala Capitular.- A raíz de la Desamortización de los bienes eclesiásticos de 1835, el monasterio fue definitivamente abandonado, al tiempo que sus bienes artísticos eran expoliados o adquiridos por particulares a precios irrisorios. Pocos años después, el monasterio y el paisaje circundante fueron adquiridos por la familia Muntadas, uno de cuyos miembros, Federico Muntadas, embelleció notablemente las riberas y cascadas naturales del río Piedra.

Iglesia. De primitiva fábrica románica, muy deteriorada y enmascarada por diversos añadidos a lo largo de los siglos, especialmente en el Barroco. Aunque en mal estado, conserva la fachada con arquivoltas apuntadas y restos, tanto en el exterior como en el interior de su primitiva ornamentación inmueble. 


Las tres etapas del monje: novicio, monje y abad. En las húmedas y ennegrecidas bodegas los monjes destilaban en el pasado sus fuertes licores de hierbas. Fue en esta cocina donde supuestamente se preparó, por primera vez en Europa, el chocolate, traído de México por los conquistadores.

La comunicación delas dependencias monacales con la zona de las cascadas y los lagos se hace a través de la apacible pradera de El Vergel de exuberante vegetación puesta en cultivo en su día por los monjes y luego primorosamente ajardinada por la familia Muntadas. Cascada del Iris.

Se trata de una zona regada por uno de los brazos en que se divide el río piedra. Perspectiva de la Catarata de la Cola de Caballo.

Catarata de la Cola de Caballo. Labrada por el río Piedra para salvar un desnivel de 50 metros. 

Gruta del Iris. Una gran cueva natural sobre cuya boca se deja caer una gran cortina de agua, formando un conjunto realmente sobrecogedor.

Paisaje que conduce a la Piscifactoría.

Lago del Espejo. 

 Lago del Espejo


La cascada Caprichosa, la Sombría o la de la Trinidad, el Baño de Diana o las grutas de la Pantera o la Bacante... decenas de rincones por descubrir.


Y nos despedimos del Monasterio de Piedra con el sonido de las cascadas y el brillo del agua clara.

Daroca.- Iglesia de San Miguel. Románico tardío siglo XIII. Daroca también es conocida como Ciudad de los Corporales, por el famoso milagro medieval de las formas consagradas. Este milagro se remonta al año 1238, fecha en la que en el campamento de los cristianos aragoneses sonó la alarma.

Ante el peligro, el sacerdote de Daroca envolvió las formas consagradas en los corporales y los escondió bajo unos matorrales. Al ir a recuperarlas las formas se habían marcado en sangre sobre lienzo.

Puerta Alta.- Profundamente reformada en el siglo XVII. Cuenta después la tradición cómo, al no haber acuerdo entre los combatientes acerca de cual había de quedarse con el testigo del milagro se decidió cargar los corporales a lomos de una mula. Esta acabó desplomándose muerta ante la Iglesia de San Marcos en Daroca.

Sin preguntar por "La Dolores" entramos en Calatayud, visitando la iglesia de Santa María, de estilo mudéjar y torre octogonal. 

 A continuación nos acercamos al Monasterio de Veruela.- Primero de los cistercienses en todo el territorio de la Corona de Aragón, fue fundado en 1146, aunque los monjes procedentes del monasterio francés de Scala Dei no llegaron al lugar hasta 1171, por Pedro Atarés en tiempos de Ramón Berenguer IV.

La iglesia, consagrada en 1248, de transición del Románico al Gótico. Los monarcas de la Corona Aragonesa beneficiaron sistemáticamente a los monjes de Veruela hasta el punto que al correr de los años se convirtieron en los más poderosos señores de toda la comarca del Moncayo.

En el monasterio, el elemento más espectacular y apacible lo constituye, quizá, el bellísimo claustro, con su parte inferior gótica, realizada en piedra y plateresca la superior. Aquí, afectado de tuberculosis, pasó algunos meses del año 1864 Gustavo Adolfo Bequer. 


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