jueves, 1 de agosto de 2013

República Dominicana (I). Samaná

República Dominicana. Mucho antes de ir, ya su sólo nombre evocaba en mi imaginación playas paradisiacas, gente amable y acogedora, paisajes exóticos y tropicales, ron, música y también historia.

Era también el momento para un viajero curtido como yo, de probar ese pecado prohibido, según se mire, del "Todo Incluido" Parecía lago a evitar, algo de lo que avergonzarse, destinado sólo a grupos de chicos y chicas que estuvieran de despedida de soltero, familias o lunas de miel, y no para alguien que supuestamente busca la aventura y no la comodidad cerrada de un resort del Caribe. Pero bueno, decidí dar el paso, y no me arrepentí, de hecho repetí en el mismo país el siguiente año. Pero vayamos por partes.
El destino elegido fue la costa noreste, concretamente Samaná, y el hotel el Bahía Príncipe El Portillo.
Que acertado estuvo mi grupo en elegir este hotel que ofrece todas las comodidades de un 5 estrellas, con el aliciente de todo incluido, con un servicio atento y amable en su máxima expresión...


La playa es de auténtica postal y los alrededores lo forman bosques semivírgenes que aíslan el complejo de su alrededor.


¡¡¡Que maravillosa playa!!! Y exclusiva del hotel, porque estábamos rodeados de selva por todas partes y no había ningún otra edificación.









 Un paseo por los jardines y el amplio hall de recepción. 




Las habitaciones...



Está claro que aunque le estaba cogiendo el gustillo al TI, no iba a dejar pasar la oportunidad de conocer algo más del país.
Así que aunque sólo hicimos dos excursiones, al menos puedo decir que conozco algo más de la República aparte de las tumbonas y la piña colada. 
 Después de llevarnos en bus a la zona sur de la península de Samaná, nos bajamos en esta playa para montar a caballo por sendas y bosques. 


En esta playa hicimos un descanso para tomar Vitamina R (de ron)   




Y llegamos a la maravillosa playa Rincón, a la que antes que nosotros llegó, unos siglos antes Cristóbal Colón. Fue aquí donde dijo: "aquello era lo más bello que el ojo humano jamás hubiera visto". Y razón tenía.


 Los paraísos existen... Nada menos que 5 km de playa virgen de fina arena dorada se extendían ante nosotros, llenando nuestros sentidos. Con razón es una de las diez playas más hermosas del mundo...



Teníamos que reponer fuerzas antes de seguir disfrutando de la hermosura y los colores del lugar, y para ello nada mejor que una sabrosa langosta a la parrilla.


Y a continuación unas horas de relax e inolvidables imágenes.









Y volvimos en lancha a la civilización





La siguiente excursión fue a la Cascada del Limón. El autobús nos llevó al destino pasando por varios pueblos.



Hasta llegar a una granja donde nos esperaban unos caballos en los que haríamos el último trecho del camino.




 Imágenes del camino hasta el Salto del Limón. 

Y llegamos al salto que cae desde una altura de 40 metros desde la Sierra de Samaná.





Los niños que se ven hacían saltos desde lo alto para ganar unas monedas. 


 Tras un descanso para hidratarnos un poco volvimos a desandar el camino.


Hasta donde nos esperaba nuestro autobús para volver al punto de partida.


Y ahora sí, el resto del viaje nos dedicamos a la playa y a disfrutar del maravilloso Todo Incluido. ¡Que me quiten lo bailao! Las imágenes de la playa de Las Terrenas cierran este primer capítulo de la República Dominicana.


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