miércoles, 4 de septiembre de 2013

París mon amour( y IV)

Y en nuestro último día en París, decidimos visitar a los grandes hombres y mujeres que ya no están con nosotros, por lo que fuimos al Pere- Lachaise.

Hablar de Paris es hablar de estilo, de historia, la que se plasma en todas sus construcciones: la Torre Eiffel, la Catedral de Notre-Dame, los Campos Elíseos, el Arco de Triunfo, el museo de Louvre… Allí donde la elegancia se manifiesta en todas sus expresiones, y sus cementerios no podían ser la excepción.
Georges Bizet, compositor de "Carmen".

Père Lachaise situado al este de la ciudad en terrenos que pertenecieron hasta 1763 a los Jesuitas, comunidad a la que pertenecía François d’Aix de la Chaise quien fuere durante 34 años el confesor del rey Luis XIV en honor al cual toma su nombre, es uno de los cuatro cementerios creados a principios del siglo XIX cuando por decreto se prohibió enterrar a los muertos en zona urbana.
Que escena tan tétrica, con el cuervito!!!!!

El diseño de estilo Neoclásico estuvo a cargo de Alexandre Théodore Brongniart y los grandes escultores del momento, David d’Angers, Garnier, Guimard, Visconti que con su trabajo lograron la magnificencia romántica que envuelve este bello rincón el cual, en sus comienzos,  contaba con 17 hectáreas divididas en 58 áreas.
El pintor Louis David.

Abierto al público el 21 de mayo de 1804 no fue bien recibido por el hecho de encontrarse en una zona que aparte de ser humilde implicaba ser enterrado fuera de la ciudad. Esta idea se mantuvo por mucho tiempo, tanto así que 8 años después de su inauguración sólo habían sido sepultadas 833 personas; pero fue en 1817 que la historia dio un vuelco cuando el alcalde de París con el propósito de cambiar la imagen que la gente tenía del camposanto hizo trasladar a él los restos de Moliere y La Fontaine.

La llegada de estos ilustres huéspedes produjo el efecto deseado, y lo convierte en el preferido de la aristocracia, mostrando que hasta después de la muerte existe la diferencia de clases. Como resultado fue necesario ir ampliando su territorio hasta convertirlo en lo que es en la actualidad, un vasto terreno de 43 hectáreas divididas en 93 áreas que alberga 70.000 tumbas y más de 5.300 árboles, entre sauces llorones y limas. Además cuenta entre sus habitantes centenares de gatos y miles de pájaros.
Eugene Delacroix.

Otro aspecto sobresaliente de Lachaise son los monumentos que añaden majestuosidad y la sensación de encontrarse en una galería de arte al aire libre; es por ello que los turistas y parisinos han convertido el lugar más que en un cementerio, en un parque que recibe al año cerca de 2 millones de visitantes.

En él encontramos un claro contraste entre la vida y la muerte donde es muy común hallar grandes grupos de jóvenes que cantan y bailan alrededor de la tumba de Jim Morrison, o que decir de todos aquellos que hacen fila en la tumba de Alan Kardec fundador del espiritismo queriendo tocarle para obtener algo de sus energías.
Honoré de Balzac.

Guillaume Apollinaire.

Edith Piaf

Uno de los agradables paseos.

Tumbas de Moliere y La Fontaine

Champollion

Chopin.

Rossini

Y seguimos camino.
La Ópera de París es una institución musical, sucesora de la fundada en París por Luis XIV en 1669 con el nombre de Académie Royale de Musique. Es una de las instituciones de su clase más antiguas de Europa.

Originalmente alojada en el Palacio Real, ha tenido varias sedes. Actualmente ocupa dos edificios:
El Palacio de la Ópera, inaugurado el 5 de enero de 1875 y conocido también como «Palais Garnier» (Palacio Garnier) u «Ópera Garnier», en honor al arquitecto que lo diseñó, Charles Garnier.
El Palacio de la Ópera de la Bastilla, inaugurado el 13 de julio de 1989, coincidiendo con los actos de celebración del bicentenario de la Revolución francesa.

En 1989 la Compañía de la Ópera trasladó su sede al recién construido Teatro de la Bastilla y su vieja sede recibió el nombre de Palacio Garnier, donde permanece la Academia Nacional de Música. A pesar del cambio de nombre oficial y del traslado de la Compañía de la Ópera, el Palacio Garnier sigue siendo conocido popularmente por el nombre de Ópera de París.

Se dice que la esposa del emperador, la Emperatriz Eugenia de Montijo, preguntó a Garnier durante la construcción si el edificio tendría estilo griego o romano, a lo cual respondió: «¡Es en estilo Napoleón III, señora!».

La construcción de la Ópera tuvo varios contratiempos. La obra hubo de ser interrumpida al encontrarse cuevas con aguas subterráneas durante las excavaciones, las cuales tuvieron que ser absorbidas con bombas durante 8 meses. También se interrumpió después del desastre de la Guerra Franco-Prusiana, la caída del Segundo Imperio Francés y la Comuna de París de 1870. Durante esta época la obra continuó en forma esporádica e incluso se rumoreó que la construcción de la Ópera sería abandonada.

El Palacio Garnier fue oficialmente inaugurado el 15 de enero de 1875, con una espléndida ceremonia que incluía la presentación del tercer acto de la ópera La Juive, de Halévy, y extractos de la ópera Les Huguenots, de Meyerbeer. La compañía de ballet presentó un divertimento representado por el maestro de ballet Louis Mérante que consistía en la célebre escena de Le Jardin Animé de Joseph Mazilier, recreada de su ballet Le Corsaire.

Un poco más pequeño en escala que su predecesor, el Teatro de la Academia Real de Música, el Palacio de Garnier está conformado por 11.000 metros cuadrados, tiene una capacidad de aproximadamente 2.200 espectadores y un extenso escenario para 450 artistas. Es un edificio muy vistoso, su estilo es monumental, opulentamente decorado con frisos multicolores elaborados en mármol, columnas y lujosas estatuas, muchas de ellas representando a deidades de la mitología griega. Entre las columnas de la fachada frontal del teatro, hay bustos en bronce de muchos compositores famosos, como Mozart y Beethoven.

La Ópera es el hogar del Fantasma...
El fantasma de la ópera es una novela gótica que combina romance, terror, misterio y tragedia. La historia trata de un hombre misterioso que aterroriza la Ópera de París para atraer la atención de una joven vocalista a la que ama.

La novela de Gastón Leroux, publicada en 1909, está ambientada en el París del siglo XIX, concretamente en la Ópera Garnier, construida sobre un lago subterráneo entre 1857 y 1874. Los empleados afirman que la ópera está encantada por un fantasma misterioso que provoca muchos accidentes.


Varios aspectos del escenario. El interior está adornado en terciopelo, hojas doradas, ninfas y querubines. La araña de luces del auditorio central pesa más de seis toneladas. El área del techo alrededor de la araña tiene una pintura de 1964 hecha por Marc Chagall. Esta pintura ha sido materia de controversia, con muchas personas que sienten que desentona con el conjunto del resto del teatro.




Este conjuntito por solo 3.000 €.

Y aún antes de abandonar París, nos dio tiempo de la última visita, las torres de Notre Dame, a las que subimos después de hora y media de cola y varios crepes de Nutella calientes.
Esta escalera está en un piso de las torres donde hay una tienda de recuerdos.

Un paseo por la galería superior, donde se encuentran las gárgolas.
Refiere la tradición oral francesa la existencia de un dragón llamado La Gargouille, descrito como un ser con cuello largo y rectilíneo, hocico delgado con potentes mandíbulas, cejas fuertes y alas membranosas, que vivía en una cueva próxima al río Sena.
La Gargouille se caracterizaba por sus malos modales: tragaba barcos, destruía todo aquello que se interponía en la trayectoria de su fiero aliento, y escupía demasiada agua, tanta que ocasionaba todo tipo de inundaciones.

Desde arriba se ve la Plaza de Notre Dame, la Torre Eiffel, Saint Sulpice y la zona de negocios de La Defense.

Los habitantes del cercano Rouen intentaban aplacar sus accesos de mal humor con una ofrenda humana anual consistente en un criminal que pagaba así sus culpas, si bien el dragón prefería doncellas.
En el año 600 el sacerdote cristiano Romanus llegó a Rouen dispuesto a pactar con el dragón si los ciudadanos de esta localidad aceptaban ser bautizados y construían una iglesia dedicada al culto católico.
Equipado con el convicto anual y los atributos necesarios para un exorcismo –campana, libro, vela y cruz–, Romanus dominó al dragón con la sola señal de la cruz, transformándolo en una bestia dócil que consintió ser trasladada a la ciudad, atado con una simple cuerda.
La Gargouille fue quemado en la hoguera, excepción hecha de su boca y cuello que, acostumbrados al tórrido aliento de la fiera, se resistían a arder, en vista de lo cual, se decidió montarlos sobre el ayuntamiento, como recordatorio de los malos momentos que había hecho pasar a los habitantes del lugar.

En el campanario de la torre sur se encuentra “Emmanuele” la campana mayor, del S. XVII y de 13 toneladas (¡su badajo, de 500 kg, menos mal que sonó mientras estábamos e la galería!).

Es raro encontrar una gárgola sola. Generalmente suelen estar agrupadas en hileras, sobre los altos de iglesias y catedrales, a modo de una sociedad de gente de piedra.

Son muchas las explicaciones que se han intentado buscar, a lo largo de los siglos, para explicar el significado oculto de las gárgolas. Se han visto como símbolos de lo impredecible de la vida, pues nunca representan especies animales conocidas.
En otros casos, se ha dicho que son las almas condenadas por sus pecados, a las que se impide la entrada en la casa de Dios. Esta podría ser una interpretación apropiada, especialmente, para las gárgolas más visibles y terroríficas, que pueden servir como ejemplo moralista de lo que puede ocurrir a los pecadores.
De todas las explicaciones posibles, la más aceptada es aquella que nos habla de ellas como guardianes de la Iglesia, signos mágicos que mantienen alejado al diablo. Esta interpretación puede explicar el porqué de tan diabólicos y espantosos aspectos y su ubicación fuera del recinto sagrado.
La torre Norte cuenta con cuatro campanas que se colocaron en 1856 para reemplazar a las que fueron fundidas en 1791 para fabricar cañones. Las campanas suenan tres veces al día (8h, 12h y 19h.) Los domingos y días festivos las campanas de la torre Norte suenan a las 9h 45 y 15h 45. Su sonido ahora se controla vía remota, de forma electrónica. Este procedimiento sustituyó a la cuerda y al pedal que se utilizaba en el siglo XIX.

En el siglo XVIII, Luis XIV hizo fundir la campana mayor que había sido instalada en 1400, y a la nueva la llamó "Emmanuel". Esta campana únicamente suena durante las fiestas religiosas en Francia, tales como la Navidad, la Ascensión, Pascua, el día de Todos los Santos, etc.

Y corriendo al aeropuerto

Pero a París siempre se vuelve!!!!!!!!!

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