miércoles, 1 de junio de 2016

Las más hermosas islas griegas (I). Santorini

Escala en Santorini

Una de las escalas más esperadas por todos los cruceristas que navegan por las aguas de las Islas Griegas es, sin duda, Santorini, o Fira, según dicen los griegos. Voy a tratar de explicarles como sacar un poco más de partido a esta parada del crucero.
Absolutamente todos los barcos que llegan a la isla echan sus tenders al agua para que sus pasajeros puedan desembarcar, ya que la isla no posee, y espero que siga así, un muelle o puerto suficientemente grande para siquiera el más pequeño de los cruceros.


Una vez en el muellito que fue de pescadores  tomamos a la izquierda.
Recomiendo alquilar un coche para conocer algunos lugares de la isla que no suelen aparecer en las guías ni en las excursiones del barco. Para ello nos dirigimos a uno de los rent a car que están entre los puestos de souvenirs y los bares que pueblan el muelle.
El procedimiento es el siguiente, elegimos el coche que queremos, presentamos la documentación, y nos dan un comprobante que debemos presentar en la oficina que se encuentra en el pueblo, después de subir en el funicular.


Y a él nos dirigimos. Lo más probable es que si hay más cruceros tengamos que hacer una cola bastante considerable, si no es el caso, entramos en el  pequeño recibidor y compramos un billete de ida o de ida y vuelta. Para quien sea menos tecnológico y quiera aventuras, tiene la opción de los borricos. Personalmente yo no elegiría este medio, primero porque estoy en contra de la explotación animal, y segundo porque la pobres bestias huelen bastante mal y están llenas de moscas.
Una vez arriba vayamos a la agencia de alquiler, ya que al volver podremos pasear por el pueblo.
Una vez firmado el contrato tomemos el coche y con un mapa en la mano nos dirigiremos al extremo este de la isla, a la preciosa playa de Perissia.


Hay amplios aparcamientos y la playa dispone de restaurantes y chiringuitos varios, todos de calidad, ya que es la playa de moda en la isla.
Después de un reparador baño volvemos a coger el coche y dirigirnos al siguiente punto de visita, Emporio.



Su nombre significa comercio en griego, y según los lugareños el lugar fue durante siglos el centro de todos los intercambios comerciales de la isla.



Callejeando podremos ver escaleras que conducen a pequeñas puertas, puentes elevados entre las casas, las ventanas más minúsculas que existen, arcos imposibles y preciosas iglesias.


La leyenda cuenta que Santorini es lo único que queda de la legendaria Atlántida, aunque ahora sea más conocida como destino turístico y uno de los mejores vinos de Grecia.


Aunque está junto a la carretera, poca gente que haga una escala de crucero, repara en ella. Parece un pueblo más, pero una vez que bajamos del coche y andamos por sus calles estrechas y sinuosas, respiramos el aire griego y mediterráneo de la que fue la primera capital de la isla. Pasemos un buen rato caminando y conociendo sus recovecos y las preciosas iglesias con los típicos campanarios griegos.
Cuando queramos seguir, tomaremos de nuevo el coche y mirando poco el mapa, ya que las carreteras están muy bien señalizadas, vamos por la cresta de lo que era el antiguo cráter del volcán antes de derrumbarse y hundirse bajo las aguas hasta llegar al extremo noreste.
Allí nos espera Oia, el lugar donde se disfruta de los mejores atardeceres de la Isla, y también donde se encuentran los apartamentos y pequeños hoteles más lujosos de Grecia.


Recordemos que la isla tiene forma de anillo y una enorme bahía en el centro, como restos de un volcán que produjo uno de las mayores explosiones del planeta, por lo que Oia se encuentra en la cima de la caldera a unos trescientos metros de altura.

La ciudad tiene un paseo que bordea el acantilado y calles repletas de tiendas, joyerías, marcas de lujo y restaurantes de comida típica griega.
Una vez que hayamos disfrutado de un Café Frappé en una terraza, mientras vemos el atardecer, volvamos el coche y sigamos hasta el punto y final, Thira.

Thira es la capital de la isla con una arquitectura que mezcla la sofisticación veneciana y la tradición de las Cícladas.
Una vez allí, entregamos el coche y dedicamos el tiempo que queda a pasear por sus calles, comprar algún recuerdo y con tiempo bajar de nuevo hasta el muelle en el teleférico o caminando por el empedrado que tras decenas de curvas nos lleva de nuevo al muellito donde tomaremos el tender.
Dos veces he estado en Santorini, en una vi amanecer desde el barco, el sol saliendo entre los restos de cráteres de la caldera volcánica y en la otra un precioso atardecer que me transmitió mucha paz y energía, justo lo que necesitaba en el viaje. Un lugar que no podemos dejar de ver.

Si aún disponemos de algo de tiempo, un paseo nocturno por la población nos dará otra perspectiva.






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